Transformando historias: los niños a veces son conservadores en cuanto a historias se refiere. Las quieren volver a escuchar con las mismas palabras de la primera vez, por el placer de reconocerlas y de aprenderlas con su secuencia y experimentar las emociones en un orden: sorpresa, miedo, satisfacción…Tienen necesidad de orden y reafirmación. A veces no debemos salirnos demasiado bruscamente de los carriles. Puede pasar que al principio el juego de transformar las historias les enfade y les haga sentirse en peligro. Es importante saberlo jugar en el momento justo.
- Había una vez una niña que se llamaba Caperucita Amarilla.
- ¡No, Roja!
- Ah, sí, Roja. Pues, su papá la llama y…
- Que no, que no era su papá, era su mamá.
- Es verdad. La llama y le dice: ve a casa de la tía Rosita…
- ¡Ve a casa de la abuelita; le dijo, no de la tía!
- …
Caperucita roja en helicóptero: partiendo del cuento clásico, por ejemplo, de Caperucita Roja, se identifican algunas palabras clave: “bosque”, “lobo”, “flores”, “abuela”, “niña” y la sexta palabra es la que rompe la serie: “helicóptero”. Se puede hacer lo mismo con diferentes cuentos. ¿Qué pasa si se añade una nueva palabra a la historia?
Los cuentos al revés: Invertir los cuentos tal y como se conocen. Por ejemplo: Blancanieves no se encuentra a 7 enanitos sino a 7 gigantes. ¿Cómo sigue la historia? Es aplicar la técnica de la inversión a un cuento.
Qué ocurre después: Una vez terminado el cuento se pueden inventar muchos finales distintos o bien cambiar el que ya existe y añadir más alternativas o una continuación, la posibilidad de un
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